Luis Hernández Hernández
Luis Hernández Hernández nació en octubre de 1934 en Las Palmas de Gran Canaria. Se vino a estudiar Medicina a Granada y aquí se quedó. Hizo la especialidad de medicina interna, que ejercería a lo largo de su vida profesional.
«Nos casamos el 1 de abril de 1964 y ha querido la fatalidad que se fuera un día antes de nuestro aniversario de boda», recuerda con emoción su esposa, Ángeles Molinero.
Tras hacer la especialidad, en 1965, Luis Hernández y su esposa se instalaron en Argelia. A Luis le contrató el Gobierno argelino como médico. «Fueron cuatro años inolvidables», recuerda Ángeles. «Allí tuvimos dos hijos, Luis Daniel y María Ángeles. De vuelta en Granada, tuvimos dos hijos más, Miguel Pablo y María del Pino. Entre todos, nos han dado diez nietos».
Luis se incorporó al departamento de medicina interna del Ruiz de Alda, donde trabajó hasta su jubilación, hace 16 años. «Fue muy buena persona, buen esposo, buen padre y buen amigo. Siempre estuvo entregado al estudio de la medicina. Como le define un compañero de trabajo, siempre fue carismático, estudioso, alegre y humano», recuerda Ángeles.
A Luis Hernández le gustaba el estudio y tenía una memoria privilegiada. Y mucha paciencia. Le gustaba tanto el estudio que perdía la noción del tiempo. «A veces, estaba con los residentes analizando un caso y no les dejaba salir hasta que quedaba completamente resuelto», recuerda Ángeles. Por eso le tenían tanto respeto como cariño. Para su esposa ha sido tranquilizador que sus antiguos residentes le hayan atendido hasta el último momento, una vez hospitalizado.
Cinéfilo y amante de los westerns, también era un gran bibliófilo, cuidando sus libros con cariño y esmero. Los libros huelen a algo especial, solía decir. Religioso y viajero, sus últimos destinos fueron Egipto, Tierra Santa y Roma. Deja una huella imborrable en su familia y sus compañeros de trabajo.
