Pilar Argáiz González

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Pilar Argáiz González

Pilar Argáiz nació en la provincia de Larache, Marruecos. De allí marchó a Lorca con su yaya y cursó sus estudios universitarios en Madrid. Casada con Manuel Villar Raso, novelista, profesor de la Universidad de Granada y colaborador de IDEAL; antes de radicarse definitivamente en Granada, en 1977, Pilar y él vivieron en Vitoria y Barcelona.

«Obtuvo plaza como inspectora de educación, lo que le permitió recorrer la provincia de Granada en los años 80 y 90 del pasado siglo y conocer todas sus comarcas, especialmente, los pueblos de La Alpujarra», recuerda su hija Pilar.

Madre de tres hijos y una hija y abuela de cinco nietos, Pilar Argáiz les inculcó la pasión y el respeto por la educación. «Su mayor deseo era que nos esforzáramos en los estudios para llegar a ser alguien y también que fuéramos felices», recuerda su hijo Eloy.

Muy religiosa y espiritual, Pilar era muy independiente: buena conductora, a pesar de sus problemas de cadera, no fallaba a la hora de nadar en la piscina. Le encantaban los geranios, que cultivaba con esmero en su casa del Serrallo en compañía de su yaya, persona muy importante en su familia. De carácter muy familiar, estaba muy unida a sus hermanos. En estos últimos años, compartía mucho tiempo con su hermana Carmen.

Pilar siempre fue la primera y más entusiasta lectora de las novelas de su marido y transmitió la admiración por su obra literaria como el mejor legado posible para sus hijos.
Dos fiestas le gustaban especialmente a Pilar Argáiz: la del 15 de agosto, el día de la Virgen, cuando celebraba su cumpleaños con toda la familia; y el 12 de octubre, el día del Pilar, en que celebraba su santo. Aunque era una enamorada de los viajes y recorrió con Manuel los cinco continentes, ese día siempre se quedaba en casa: recibía llamadas de mil y un amigos de toda España y, por la tarde, sus amigas, conocidas como las Curras, iban a casa a jugar a las cartas, merendar y festejar.

A final de enero, Pilar hizo un retiro espiritual con su hija. Las unió más y le permitió afrontar las difíciles semanas de hospitalización que vinieron después. Pero el dolor nunca le hizo perder su sonrisa, esa que la hacía tan risueña, que será como siempre la recuerden sus familiares y amigos.

Edad: 80
Lugar de nacimiento: Larache , Marruecos
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