Adelaida Montes García

Adelaida Montes García

Adelaida Montes García nació en Ogíjares en 1934, en el seno de una familia humilde, por lo que tuvo que comenzar a trabajar a los 14 años de edad en un cortijo del Zaidín como empleada de hogar. «A cambio nada más que de la comida y el alojamiento», recuerda su hijo Luis.

La vida de Adelaida fue muy dura, cosiendo y limpiando casas. «En ocasiones, para comer, cortaba hierbas del campo y las tomaba liadas con un huevo. Había veces en que se le hinchaban las piernas, si tenía la mala suerte de que hubiera una mala», cuenta Luis, recordando la exigente infancia y adolescencia de su madre.

Adelaida se casó a los 25 años y se quedó viuda muy joven con cinco hijos. Su marido falleció el 11 de junio de 1983. Luis recuerda que él se casaba tres semanas después y que la boda resultó triste y luctuosa. «Sin embargo, aquello hizo que los cinco hermanos creciéramos muy unidos. Durante muchos años nos reuníamos todos los fines de semana en un cortijillo que mis padres tenían en Ogíjares. Allí tenemos una canasta de baloncesto, por ejemplo, y todos los primos se han criado juntos».

Adelaida siempre fue muy católica. Era catequista de la parroquia y cuando empezó a ir al Centro de Día animaba a otros usuarios a rezar juntos el rosario. Aunque no quería dejar su casa, algunos fallos de memoria hicieron que se mudara con su hija, Ade, con quien convivió sus últimos años.

Luis recuerda que su madre era muy bromista. «No dejaba pasar el Día de los Inocentes sin echarle sal al pipo de agua de la casa. Cuando nuestro padre venía del campo y echaba un trago, acababa riendo porque se la había vuelto a hacer». Siempre generó muy buen ambiente en la familia y entre las fiestas que no se perdía estaban la de la Virgen de las Angustias, la Virgen de la Expiración y la de Dílar.

La última celebración en que coincidió toda la familia fue el 10 de marzo, el día del cumpleaños de Ade. La próxima vez que esperan coincidir será el 11 de junio, cuando las cenizas de Adelaida puedan descansar con las de su marido Luis y, juntos, sonrían desde el cielo al ver el emocionado abrazo de sus cinco hijos.