Andrés Antequera Fernández

Andrés Antequera Fernández

Andrés Antequera nació en 1940 en La Alpujarra, en el pueblo de Albondón. Su familia tenía una pequeña explotación agrícola en la que él trabajó muchos años, hasta que se casó con Consuelo, momento en que se independizó y empezó a trabajar por su cuenta.

Siempre fue muy activo y hábil para buscarse la vida. En la propia Alpujarra, Andrés puso en marcha una empresa de distribución de bebidas que trabajaba por Granada y el Poniente almeriense. Entre las bebidas que comercializaba: el famoso vino de la Contraviesa.

Cuando sus dos hijos, Andrés e Ildefonso, estaban en edad de estudiar en Granada, allá por los años 80, la familia se mudó a la capital. Andrés y Consuelo pusieron en marcha un primer negocio de hostelería en la Avenida de América y, años después, lo trasladaron a una cafetería en la Avenida de Italia, que mantuvieron hasta la jubilación.

«Lo que más le gustaba a mi padre era el campo. Era su entretenimiento. Tenía un terreno en Otura e iba siempre que podía. Le relajaba ir aunque fuera a pasear o, si llovía, disfrutaba sencillamente estando allí», recuerda Andrés. «El día antes del decretarse el estado de alarma, a pesar de sus 80 años, estuvo arando con el tractor, por ejemplo, lo que es buena prueba de su vitalidad».

Activo, trabajador y voluntarioso, Andrés se entregaba a los demás. Su familia, vecinos y amigos sabían que siempre podían contar con él para lo que fuera necesario por su buen talante, cercanía, empatía y franqueza. Nunca se le conoció arrogancia, maldad o mentira.

A Andrés le representaban conceptos como dignidad, humanidad, disponibilidad, empatía, voluntad, respeto, tolerancia, coherencia y fortaleza. Como esposo era amor, compañero, amigo, apoyo y soporte. Como padre: apoyo, respeto, presencia, permiso, guía, ejemplo, honestidad, fuerza y amigo.