Carmela Sevilla Rueda

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Carmela Sevilla Rueda

Carmela Sevilla nació en el otoño de 1943 y fue una luchadora durante toda su vida. «Perteneció a una familia de vencidos que tuvo que ver cómo fallecía una hija por culpa de la poliomelitis. Fue la segunda de tres hermanos y, con apenas cinco años, padeció el cólera. Recibió una atención médica tan precaria que, al recuperarse, tuvo que volver a aprender a caminar», recuerda su hija, Maribel.

Era una muy buena estudiante. Le habría gustado formarse para convertirse en abogada, pero como a tantas mujeres de su época, la sacaron del colegio con once años para que ayudara en casa, dado que sus padres trabajaban de sol a sol.

Se casó muy joven, a los 18 años de edad, y Carmela se dedicó en cuerpo y alma a su casa y a su familia. Tuvo cinco hijos, de los que falleció su primogénito nada más nacer. Después vinieron dos niñas y dos niños.

«Siempre fue una persona muy familiar, convertida en guía para sus cuatro hijos. Fuerte y con gran personalidad a la que le encantaba estar con su familia. Siempre procuró que en casa se generara un buen ambiente y que los hermanos se llevaran bien, propiciando reuniones familiares».

Y es que era una cocinera superlativa. En Navidad, nunca faltaba en la mesa familiar un plato tan complicado como el pavo trufado. «En Semana Santa, los hermanos acudíamos a la casa familiar con tuppers en los que llevarnos sus famosas croquetas de chocolate», recuerda Maribel

Gran lectora, nunca perdió su pasión por el trabajo. Le encantaba la costura. Y, por encima de todo, los niños. Abuela tan militante como practicante, estaba dotada de una paciencia infinita que le hacía jugar con sus ocho nietos y su biznieta sin descanso. Además, le encantaba contar historias y que se las contaran. Y eso será lo primero que sepa su nuevo biznieto en camino, cuando nazca dentro de unas semanas.

Su hijo José Miguel le ha dedicado unos versos:

Helechos del agua en el río Darro lloran
con lágrimas de sus puentes que imploran
y sus rosas silvestres, agua ni beben
porque saben que un beso al irte me deben.
El Paseo de los Tristes ya vive en tu recuerdo 
y es por eso que te extraño, amada mía, mi cielo. 
Porque tan solo tus caricias, vestidas de terciopelo
cambiaron toda mi vida, y colman mi pensamiento.

Edad: 76
Lugar de nacimiento: GRANADA
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