Francisco Cañas Herranz

Francisco Cañas Herranz

Francisco Cañas Herranz nació en el corazón del recinto de la Alhambra, en la calle Real, por lo que, al igual que su padre, fue un hijo criado en uno de los lugares más mágicos y deslumbrantes del mundo.

Casado con Concepción, tuvieron siete hijos. Siguiendo la tradición familiar de ser custodio de la Alhambra, Francisco Cañas entró a trabajar en el monumento como vigilante, dedicando toda su vida profesional a la protección y difusión del histórico monumento.

Poco a poco, Francisco se fue formando y adquiriendo conocimientos históricos y artísticos. Además de hablar inglés y francés a la perfección, conocía todos y cada uno de los rincones y los escondites del recinto nazarí, por lo que acompañaba a visitas institucionales en sus recorridos y trataba habitualmente con los conservadores y arquitectos.

Lo que más le gustaba a Francisco era la lectura. Si podía ser de Historia, mejor. «No había mejor regalo para él que un buen libro», recuerda su hijo Francisco. «Últimamente había comenzado a releer de nuevo a Federico García Lorca».

Amante del flamenco y socio de la peña La Platería, fue fundador del coro rociero María Auxiliadora. Le encantaban las tradiciones. Por ejemplo, el Día de la Cruz, muy vinculado a la de la Corrala de Santiago. Y fue devoto de María Auxiliadora y de su procesión de Semana Santa, hasta el final.

«La gente le conocía cariñosamente como ‘El abuelo del Realejo’, donde vivió al mudarse desde la Alhambra. Tenía un trato cordial con todo el mundo y no le ponía mala cara a nadie», recuerda su hijo, quien añade que era una persona muy familiar. Le encantaba que sus hijos estuvieran juntos y se llevaran bien. Era algo que le hacía disfrutar enormemente.