María Contreras Aranda

María Contreras Aranda

María Contreras estudió Magisterio y, aunque nunca llegó a ejercer, mostraba su título de maestra, enmarcado en su casa. A pesar de haber nacido en una época tan complicada, sobre todo para las mujeres, completó su educación, algo que la enorgullecía y llenaba de satisfacción. Se casó con Manuel Revelles, empleado de banca, y el matrimonio tuvo seis hijos.

Su nieto Miguel cuenta que María era una apasionada de los libros. Era una gran lectora y, entre sus virtudes estaba su gran capacidad de comunicación y su facilidad para explicarse y expresarse ante los demás. «Era una gran refranera», señala Miguel.

Persona muy familiar, a María le encantaban las fechas navideñas, cuando la familia se reunía en un cortijo que tenían para disfrutar de estas fiestas tan entrañables, todos juntos. También ocurría algunos fines de semana, reunidos en torno a la mesa. «Mi abuela era una gran cocinera. Sus croquetas eran famosas. Y sus magdalenas de aceite de oliva. Me encantaba ir a merendar a su casa, comer magdalenas y jugar con ella. De hecho, si íbamos alguno de los nietos a su casa y no tenía magdalenas, sentía como si nos hubiera fallado», recuerda Miguel con todo cariño las destrezas culinarias de su abuela.

Muy aficionada a la costura, a todos sus nietos y biznietos les hacía gorritos y bufandas, además de enseñarles a hacer punto de cruz y otras técnicas para coser. «Era una forma de tenernos entretenidos, que éramos muchos y muy ruidosos», recuerda Miguel.

Mujer cariñosa, María era muy querida por todos los que la conocían. Su familia, amigos y sus vecinos de Castillo de Locubín, donde seguía teniendo familia, la están echando mucho de menos